Hierbas Silvestres/Wild Herbs



Recolectar hierbas silvestres es una excelente motivación para salir al aire libre y apreciar cuánto nos ofrece la naturaleza.
Alrededor de  los campos de cultivo, en las cañadas, linderos de bosques o en medio de los prados, crecen libremente, “malas hierbas”, plantas silvestres que se han utilizado como fuente de alimento desde la antigüedad.

Hoy en día muchas de esas hierbas, que han sido un recurso importante en tiempos de necesidad y hambrunas, pasan desapercibidas para la mayoría de los humanos, los cuales, en mayor o menor grado, hemos perdido el contacto con la naturaleza pura y el afán recolector de nuestros ancestros.

Para la gente que vive en el campo, en las aldeas o en lo remoto del bosque, estas plantas siguen recolectándose y formando parte de su dieta actual.


Se trata de vegetales frecuentes en nuestros campos, que tienen más vitalidad y mejor calidad biológica, adaptados al clima local y que están siempre disponibles para ser utilizados, ofreciendo los nutrientes y los elementos protectores, propios del terreno, a los lugareños de la zona.


Plantas y frutos silvestres que crecen de forma natural y espontánea, que aportan a nuestro organismo, vitaminas, sales minerales y otras muchas sustancias activas de propiedades preventivas y/o curativas, que en la inmensa mayoría de los casos, están todavía por descubrir.


Ahora bien, a la hora de recolectar hierbas y/o frutos silvestres, debemos tener ciertas precauciones;
  • Es conveniente conocer bien la planta, una parte puede ser exquisita y la otra mortal.
  • Por sus componentes algunas plantas sólo se deben comer en pequeñas dosis o con poca frecuencia.
  • Las plantas que crecen en prados húmedos, y más aún si hay rebaños cerca,  se deberán cocinar, para  evitar el riesgo de adquirir parásitos.
  • Si se quieren utilizar en ensalada, tendrán que desinfectarse introduciéndolas en agua con unas gotas de lejía apta para desinfección de  bebidas o cualquier otro tipo de desinfectante.
  • También hay cierto riesgo de contraer parásitos al comer bayas que crezcan a ras del suelo, ya que pueden haber sido contaminadas por heces de animales.
  • En los muros se recolectará con precaución o en caso de mucha abundancia y a más de 50 cms del suelo por el mismo motivo.
  • En los regatos, arroyos o cauces de un río, podrían igualmente contener algún parásito debido a que beba algún animal cerca.


La profundidad y pureza del sabor, la textura y la vivacidad del color de las hierbas salvajes, ensalzará cualquier elaboración en la que se usen.


    Pero…Ojo!!

             Cada uno tiene que ser responsable de sus actos.

La naturaleza no es exacta y yo no soy botánico, ni mucho menos, solo soy un apasionado de las hierbas y las especias.
Recopilo información de diversas fuentes, serias me temo, para intentar comprender un poco más la amplia despensa que nos ofrece la naturaleza.