Chalotiña de Costa/ Coast Shallot



Esta pequeña halófila, originaria de Asia Central, lleva integrado el sabor yodado en su ADN. Tiene el aspecto parecido a una cebolleta común, sólo que más pequeña y con un suave sabor aliáceo, entre ajo y cebolla, aunque cargado de salinidad, de mar, de bruma.

Se conocen tres variedades en función de su forma: redonda, redonda de cuello fino y alargada. También la podemos encontrar de diversos colores: rojo, amarillo, rojo tostado, gris y blanco.

En contraste con los vegetales de interior, de la Chalotiña de Costa cabe destacar su elevado contenido en sales minerales y vitamina C. Además, favorece la absorción del hierro y la producción de colágeno.

La chalotiña está disponible para su consumo durante todo el año, y de esta halófila se aprovecha todo, el bulbo y los tallos. Puede usarse en ensaladas, en guisos y asados, como guarnición o decoración de platos de carne o pescado. 

Ligeramente escaldada resulta aún más suave, pero un punto deshidratada, potenciará su sabor salino y sólo con dejarla caer al final de nuestra elaboración, aportará un toque yodado y crujiente.