Semillas de Amapola/Poppy Seeds
Las Semillas
de Amapola, se obtienen de la llamada amapola silvestre, Papaver rhoeas, una
planta de ciclo anual, con bonitas flores de color carmesí intenso, que se ha asociado a
la agricultura desde épocas antiguas. No se sabe con certeza su origen, pero se
encuentra ampliamente extendida en Eurasia y el norte de África. Crece
silvestre y también se cultiva en Europa y América del Norte.
La variedad blanca de esta planta, la
adormidera, Papaver somniferum, la cual es también la amapola del opio, es originaria
de Oriente Medio y cultivada también en China, Indochina, India y
Afganistán. El nombre de la especie de la planta, somniferum, significa
“inducir el sueño” y es este efecto narcótico el que ha proporcionado tantos
incentivos para su cultivo.
La amapola blanca produce mucho opio, y se
cultiva expresamente para este propósito. Las plantas occidentales, por el
contrario, producen poco opio y el látex del que se obtiene dicha sustancia,
desaparece cuando la flor madura.
Las semillas de amapola de uso culinario no
contienen ninguno de los alcaloides que componen el narcótico.
Las semillas de amapola son como pequeños
granos duros, con forma de riñón. Las de la variedad occidental, son de color
azul pizarra, las del tipo oriental, por su parte, son de color blanco hueso. Ambas
maduran en una cápsula que queda después de que la flor se desvanezca.
Las semillas azules son un poco más grandes
que las semillas blancas, y en cuanto a sabor y textura son similares, con usos
intercambiables.
Una cucharada de semillas de amapola
contiene 46 calorías, 2,5 gr. de carbohidratos, 1,5 gr. de proteínas, casi 4
gr. de grasa, y una buena cantidad de fibra dietética. También contienen ácidos
grasos Omega-3 y Omega-6.
Aunque en pequeñas
cantidades, aporta vitaminas C, E, y del grupo B. En cuanto a minerales se refiere, son una buena
fuente de manganeso, calcio y en menor medida magnesio, fósforo, cobre, hierro,
zinc, potasio y selenio.
Tienen un aroma dulce y suave que se
obtiene y acentúa tostando o horneando, y un sabor suave, que al tostar
adquiere matices de nuez, con sutiles reminiscencias dulces y picantes.
Las aplicaciones culinarias de estas
pequeñas semillas varían dependiendo del país donde se usen.
En Occidente, las semillas de amapola se
usan principalmente en productos de confitería y horneados. Al igual que otras
muchas semillas picantes, se mezclan con masas de panes, o se espolvorean sobre
pasteles tipo Strudel, con los que combina a la perfección, aportando un
agradable contraste de textura.
Fritas en mantequilla se pueden agregar a
fideos o pasta. Añaden un sabor distintivo a verduras y salsas que puedan
acompañarlas, especialmente los espárragos con salsa suprema, o alcachofas
rellenas de marisco. Incluidas en diversas farsas, sorprenden con esa textura
crujiente que las caracteriza. En ensaladas, con pescados, en salsas blancas
y/o en gratenes, maridan igualmente bien, así como usándolas a modo de topping
en yogurt, quesos crema, porridge, o elaboraciones con base de nata.
En Francia, se elabora un aceite con base
de semillas de amapola llamado, Oillette, utilizado en gastronomía, como
sustituto aceptable de otros tipos de materia grasa.
Por otra parte, en la cocina de Oriente
Medio e India, las semillas de amapola se colocan encima de panes, tortas y dulces.
Por lo general, en esta parte del mundo se usa semilla de amapola blanca, que puede
añadirse como espesante o texturizante a ciertos curries, incluirla en los
Chappatis, panes hindúes planos, o como contraste crujiente en diversos chutneys.
Las semillas de amapola son muy difíciles
de moler, pero después de tostarlas brevemente, pueden majarse con un mortero, pasarlas
posteriormente por un almirez, y así añadirlas a nuestra mezcla de especias
favorita, aunque sápidamente aportan más bien poco, y de usarlas enteras al
menos contaremos con el aliciente de su textura.